Kaiser

 ¿Cuántas vidas tiene un perro? Porque el mío tuvo muchas. 

Kaiser, kakas, kaquitas, gordo, K... tantos nombres para poder hablar del amor perruno de la vida.

Pero empecemos desde el principio y esto empieza con un perro que aún no era mi perro, sino un perro cualquiera que un día llegó a mi vida y empezó a ganarse la categoría de ser MI perro.

Y aunque suena chistoso, sobretodo por la tristeza que me alberga. Fui muy resistente a decirle mi perro y él,  con su paciencia infinita, se ganó esa categoría. 


Y así lo conocí, como un perrito dulce al que veía de vez en cuando. Luego el vez en cuando se volvieron visitas a la casa y luego el vivir juntos. 

Recuerdo cuando llegó el momento de vivir juntos, y empezaron las exigencias por mi lado. El perro no es mío, no hago nada por él. Ahhhh! Que sabía yo de la vida. Pero gordo lo sabía todo, el sabía que estábamos destinados a ser y que un día como hoy lo estaría llorando a mares. 

Llegó el trasteo y gordo seguía siendo un perrito paciente (a veces inquieto), pero siempre constante. Yo llegaba y él se alegraba, batia su colita y me recibía como nunca nadie lo había hecho y así, lentamente se fue ganando su nombre.

Empezaron las fotos de mi parte, que al principio recibía gustoso y hasta sonreía o posaba para ellas y así yo iba capturando momentos del día a día 


Luego vino la pandemia y el era el único motivo por el cual salíamos de la casa. Empezaron las bromas sobre alquilarlo para que saliera más gente a la calle a caminar. En pandemia también le empezaron los dolores y los sustos. 
Recuerdo su primera hospitalizacion y todo lo que lloramos esa noche, temiendo siempre lo peor, para llegar al día siguiente y encontrarlo molesto por haberlo dejado, con una cuenta altísima por pagar, medicamentos de por vida pero con todas las ganas de vivir la vida.

Gordo siempre demostró ser un perrito fuerte, un perrito dulce, un perrito que estaba para uno y no al revés. Cuando te veía triste, el te buscaba. Cuando alguien llegaba a casa, el era el primero en salir y con la visita siempre se quedaba en la sala. ¡tan sabio y amoroso era el gordo!

En 2021, su salud se volvió a quebrantar, nuevamente lágrimas, tuvo que enfrentar una cirugía y salió victorioso de ella. Con una cremallera en la panza, pero mostrándonos que él quería quedarse. Luego, otra cirugía y él, estoicamente volvió a salir. A veces pienso que le pedimos más de lo que su cuerpito podía soportar, pero él en su amor infinito, lo dió todo y más.
La finalizaron del 2021 fue horrible, gordo estuvo hospitalizado un 30 de diciembre por problemas respiratorios, y a veces siento que ese fue el momento en que sus cartas quedaron echadas. Medicamentos y más medicamentos, muchos más cuidados, gordo iba a tener 12 años y queríamos que tuviera más. 

En 2022, un día, decidió que no quería caminar. Me imagino el dolor era tan grande, que duro postrado dos días y nuestra preocupación era tan grande que reunimos a la familia y a los amigos para decir adiós. Nos abrazamos, lo lloramos y al tercer día se dio cuenta de todo y decidió que no se quería ir, así que se paró una vez más a dar la batalla. Ya para ese entonces era MI perro. Para muchos entonces más también lo era. No se en que momento dejo de ser un perro cualquiera para ganarse todos los apodos amorosos y volverse "el gordo". 

Después de ese susto, tomamos la decisión de adoptar a Morita





Y tener una hermana bb no era nada fácil, porque esa Morita solo quería estar pegado a él como un chicle y él, después de 12 años de ser perrito único tuvo que aprender a convivir con una Morita fastidiosa que quería toda la atención para ella. 

La llegada de Morita le devolvió mucha vitalidad que había perdido con el tiempo. Volvía a batir colita al verlo a uno llegar, se emocionaba cuando uno iba a servir la comida y al igual que Moris, se sentaba a esperarla. Se hacía en diferentes lugares de la casa a estorbar y a veces, salían juntos a caminar. Lo que hacía que saludara a muchos perritos más. 

Un año más de anécdotas nos regaló, hasta que su cuerpito no pudo más. Y por eso estoy aquí, contando una historia que no supe empezar y que no quiero terminar. Obvio hay tantas cosas que no dije, pero son tantas las que quiero contar, que esta blanca hoja de papel se me queda pequeña para todo lo que quisiera escribir. 

Gracias gordo por todo tu amor. Hoy te acompañamos hasta donde la vida nos dejó llevarte, pero en el corazón y los recuerdos siempre estarás. 

Te guau por siempre.


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