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Kaiser

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 ¿Cuántas vidas tiene un perro? Porque el mío tuvo muchas.  Kaiser, kakas, kaquitas, gordo, K... tantos nombres para poder hablar del amor perruno de la vida. Pero empecemos desde el principio y esto empieza con un perro que aún no era mi perro, sino un perro cualquiera que un día llegó a mi vida y empezó a ganarse la categoría de ser MI perro. Y aunque suena chistoso, sobretodo por la tristeza que me alberga. Fui muy resistente a decirle mi perro y él,  con su paciencia infinita, se ganó esa categoría.  Y así lo conocí, como un perrito dulce al que veía de vez en cuando. Luego el vez en cuando se volvieron visitas a la casa y luego el vivir juntos.  Recuerdo cuando llegó el momento de vivir juntos, y empezaron las exigencias por mi lado. El perro no es mío, no hago nada por él. Ahhhh! Que sabía yo de la vida. Pero gordo lo sabía todo, el sabía que estábamos destinados a ser y que un día como hoy lo estaría llorando a mares.  Llegó el trasteo y gordo seguía...

Volviendo

 Escribo esto, con un poco de licor en la cabeza y el autocorrector haciendo de las suyas.  Verla feliz es todo en este mundo. Verla feliz como nunca antes.  Dioses de todo el universo, por favor. Hacedla feliz 

Ella

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Hoy les quiero hablar sobre ella, la mujer que fue risa y que fue vida, la mujer que fue amor.  No es mucho lo que puedo decir de ella, realmente es un ente etéreo que tuvo un paso muy corto por mi vida, pero siempre será la mujer que me dio el regalo más preciado.  Ella, tiene el sustantivo común más dulce que alguien haya podido darle, y el que hasta hace poco tiempo fui capaz de usar, ella es mamá. es mi mamá. Y quiero contarles de ella,  Mi mamá nació en Ubaque, no estoy segura, pero sé que de allá es oriunda, en un pueblo ubicado entre 3 cerros, El Guayacundo, el Quinto (Güinto) y el San Pedro. Allá se crió y de allá se fue.  No es mucho lo que sepa sobre ella, tengo pequeñas historias que me han contado para demostrar su paso por este mundo.  Sé que nació en Febrero, que era profesora y que tenía dos hijas. Me inventé que le gustaba la música y hay canciones que escucho y me conectan con ella. Entonces en el fondo siento que es...
El momento en que dejé de escribir, mi alma se empezó a morir. Este espacio vuelve a estar en reconstrucción.

El elefante de la habitación

Hay un elefante en mi habitación, y en fechas como esta siento como sale de mi pecho y aplasta todo a su alrededor; las flores del jardín; las materas nuevas que se consiguieron; el farol de la llave escondida; la casita que con tanto esfuerzo he construido en mi pecho se ve afectada por su presencia y a la larga, deja todo como el caos que fui inicialmente. Faltan pocos minutos para que nuevamente llegue el 27 y a mi cabeza llegas como un aguacero, eres el elefante de mi habitación, la herida sangrante que me desgarra el pecho y con ella llegan las enormes ganas de llorar. Me gusta celebrar tu vida, cada año lo intento y busco formas diferentes de hacerlo, pero también me apago en el aniversario de tu partida, y a pesar de que han pasado casi 13 años, aún no me acostumbro a decirle el aniversario de tu muerte. Este año quise hacer algo diferente, porque fue un número importante, y me remití a la historia del día que nos conocimos, la historia del pie atrapado en el tejado. Y por...

María

Allí, sentada en las escaleras de la facultad, recordó todo lo que había hecho un día como hoy. Sonrío por los momentos vividos y luego recordó porqué estaba sentada allí, la mirada sombría volvió a su rostro. Ya sólo le quedaba esperar. Miró las manecillas del reloj, sólo habían pasado 5 minutos desde que las observó la última vez, comentó en voz alta -aunque nadie más estaba allí con ella- que le parecía más romántica la idea de usar su reloj de muñeca para dar la hora, que sacar el celular del bolsillo para hacerlo. Volvió a mirar el reloj y se empezó a desesperar. ¿por qué siempre tiene que llegar tarde? -se preguntó.  El tiempo es tan relativo, que cuando te haces consiente de su paso, se ralentiza y justo ese era el caso de nuestra protagonista. Pasó media hora, lo que a ella le pareció una eternidad y cuando estaba lista para retirarse, llegó Andrés; al verlo, su corazón se detuvo por un segundo, y sintió como la carta que llevaba en su bolsillo le pesó mil kilos....

Son 28

Me gustan los números cerrados, como el 100. Esta es mi entrada 100, aunque solo he publicado 87, con esta 88. Oficialmente sobreviví a los 27 años, aunque he de admitir que los últimos días fueron los peores, los más largos, los más tristes y desesperantes. Te preguntarás querido lector ¿por qué sobreviví? Desde que tengo uso de razón, o quizá un poco después (en definitiva, mucho después), siempre supe que quería acabar mi vida a los 27 años, así como los famosos, matarme y dejar un legado, luego, cuando tenía 15, hice la promesa más absurda que se me haya podido ocurrir. Sí, esa misma, la dichosa "vernos siempre sonreír" y cada vez que he pensado en acabar con mi vida, llegan esas palabras a mi como un aguacero y me detengo. Hoy es 26 y quiero celebrar que oficialmente salí de los 27 años y las ideas macabras, los saltos desde el balcón o los cuchillos voladores han desaparecido de mis planes. Hoy es 26 y me siento feliz. Hoy es 26 y quiero agradecer cada uno de las ...