Adiós

Llevo días intentando escribir esta entrada, dejar fluir lo que siento, pero a pesar de que le doy y le doy vueltas, por primera vez no he logrado encontrar las palabras que acompañen mi pena, mi dolor.

No es una palabra fácil, no es de esas que se dicen con facilidad, es como soltar, dejar ir. Es cerrar un ciclo, un ciclo que debió haber cerrado hace tiempo. Es como soltar una mano. En este caso fue soltar dos, fue soltar un futuro, un sueño. Fue soltarte y saber que nunca regresarás.

La vida se me escurrió por el drenaje, se fue, lejos. No sé como explicarte que no lo hice por mi, ni por él, lo hice por ti, aunque no lo creas, lo hice por tu bienestar. Esa es la mentira que me repito todos los días, lo hice por tu bienestar, pero la mentira no me suena, no he logrado interiorizarla.

A tu paso dejaste un vacío muy grande, un vacío que nadie puede llenar. De esos vacíos que dejan el alma rota y a pedazos, de esos vacíos que simplemente no te dejan respirar. Un gran golpe, un gran dolor.

Quisiera poder darte un último abrazo, así como lo hice con alguien que significó mucho para mí y que aunque está ya no está. Pero en este caso si es imposible.

Te quiero, son palabras que quizá han perdido su valor y sólo por hoy tienen todo el valor del mundo. Te quiero, así nunca vayas a leer esto. Te quiero así ya no estés. Te quiero.

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