Nueve y veinte.

Alguna vez leí que gran parte de los suicidios ocurren entre las 3 de la tarde y las 7 de la noche de un domingo.

Son las 9:20 y sólo por eso no lo voy a hacer - piensa descaradamente -

Son las 9:20 y en algún lugar del mundo deben haber muchas razones para seguir gastando oxigeno. Y aunque en estos momentos, sólo puedo ver un espacio de la pintura de mi vida, sé que debe ser más grande de lo que se proyecta en estos momentos y debe tener más color del que puedo percibir.

Son las 9:20 y en algún lugar del cosmos debe estar esperándome.

Aún es muy pronto y los impulsos de la mano izquierda están controlados.


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