Empiezo esta historia como todas las demás. Es de noche, estoy sola y hace frío.
Por alguna razón que aún no entiendo, estoy triste. Tengo muchas razones para ser feliz, pero en estos momentos, la tristeza y la melancolía acongojan mi alma.

La mano izquierda me duele y cada vez que sucede, todo mi cuerpo se tensa porque recuerda el evento del tenedor. Cierro los ojos y me asomo en el balcón. ¿Qué tan fácil sería dejarme caer?
Los pensamientos suicidas abundan en esta cabeza, siempre que llego a este estado, está en mí el no dejarme caer, por eso escribo. Escribo porque esta es mi tabla de salvación.

Mañana cuando despierte en la mañana, no recordaré este evento, la vida será diferente y ya estaré tranquila.

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